12/02/2013
Cuan consiente es el
orden de las palabras, que al posar mis ojos sobre ellas comienza un recorrido
en dos direcciones, a la derecha y abajo y al llegar hasta un punto o un dobles
de hoja, que nos envuelva en una ansiedad por conocer lo no leído.
Una noticia, una novela, o
una prosa tal vez. No hay límite conocido para las letras que se filan una tras
otras para avivar un sentir, para aumentar el conocer y en muchas ocasiones
cambiar el ritmo en el que nuestro corazón late.
No son simples vocales y
consonantes, ni palabras, frases u oraciones. Es un vivir que se alimenta con
cada libro que devoramos, una vida que adquiere conocimiento y una pestañeada
que solo sirve de descanso para unos ojos que solo quieren seguir adelante,
explorando cada rincón de eso cubos llenos del saber.
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