domingo, 26 de mayo de 2013

Leer

12/02/2013


Cuan consiente es el orden de las palabras, que al posar mis ojos sobre ellas comienza un recorrido en dos direcciones, a la derecha y abajo y al llegar hasta un punto o un dobles de hoja, que nos envuelva en una ansiedad por conocer lo no leído.

Una noticia, una novela, o una prosa tal vez. No hay límite conocido para las letras que se filan una tras otras para avivar un sentir, para aumentar el conocer y en muchas ocasiones cambiar el ritmo en el que nuestro corazón late.

No son simples vocales y consonantes, ni palabras, frases u oraciones. Es un vivir que se alimenta con cada libro que devoramos, una vida que adquiere conocimiento y una pestañeada que solo sirve de descanso para unos ojos que solo quieren seguir adelante, explorando cada rincón de eso cubos llenos del saber.

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